Nuestras clases han gozado siempre de ser poco convencionales y de un enfoque demasiado centrado en la trayectoria del alumno y no tanto en los contenidos del curso.

Aprender depende de múltiples factores, pero un buen guía didáctico jamás cree que su temario o sus conocimientos puedan ser el secreto del esplendor de las carreras de sus alumnos.

Con los años nos hemos demostrado a nosotros mismos que muchos de nuestros alumnos han alcanzado objetivos profesionales y de vida únicamente porque los impulsos de nuestras clases se habían centrado en hacerles pensar, reaccionar y seguir la inercia de lo estudiado en los meses y años posteriores a los cursos.